Mi papá se estaba por ir al veterinario a verla cuando me preguntó si quería ir con él. Pregunta la cual no contsté, me paré y me fuí a mi cuarto. ¿Por qué no contesté? Estaba totalmente convencido de que Duna iba a estar bien, porque sabía que era fuerte, iba a salir de esto. Entonces decidí no ir, quedarme en casa esperándola.
Pasó una hora y no llegaban. Y yo acá convencidísimo, tratando de ser fuerte.
Al rato mi papá llama a casa, atiendo yo y dice "No aguantó. Ahora voy para casa. Quedate con tus hermanas." Y no pude, no entendía lo que estaba pasando. O no lo quería aceptar. Nunca había estado en esa situación. Y tenía que tomar gran parte de responsabilidad. Está bien que sean perros, pero siguen siendo muy importantes y queribles para mí. Un perro te puede dar lo que muchísimas personas no. Estuve cinco minutos sin reaccionar, cuando viene mi hermana y me pregunta "¿qué pasó santi?
¿Qué decirle, no? A una nena de 3 años, sabiendo que yo lo tomé tan mal.
Ahora la extraño muchísimo, pensé en todo lo que no hice por ella, no estuve, no la cuidé lo necesario, no la valoré lo que debería. Los perros son lo mejor que hay, siempre te hacen compañía.
Lo peor de todo es que no estuve los últimos momentos de su vida. Podría haberla visto. No importa qué tan mal haya estado, pero verla, por última vez. Pero no, no lo hice. Me sentí tan vacío...